Las calles de Moscú se han convertido en escenario de protestas. Familiares de militares rusos demandan el fin de la movilización y el regreso seguro de sus seres queridos. Con pancartas que claman “Es el momento de que los movilizados vuelvan a casa”, la tensión social se eleva.
Mientras tanto, la seguridad nuclear se cierne como una sombra sobre Europa. El director del OIEA, Rafael Grossi, ha calificado de “precaria” la situación en la central nuclear de Zaporiyia. Tras los ataques de abril, la integridad de la planta es una incógnita.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, no ha dudado en señalar a Rusia como la única fuente de peligro para la central. Su llamado a la comunidad internacional es un eco de urgencia ante la posibilidad de un desastre nuclear.
En el campo de batalla, Ucrania no cede terreno. Informes recientes sugieren avances significativos en la recuperación de territorios. El uso de armas occidentales marca un nuevo capítulo en la guerra, uno que podría inclinar la balanza.
La guerra, que comenzó en 2022, ha entrado en una fase crítica. Las repercusiones se sienten más allá de las fronteras, afectando la geopolítica global. Las próximas semanas serán cruciales para determinar el curso del conflicto, mientas la tensión aumenta en Moscú.
Material elaborado en base a publicaciones de Huffington Post y ABC Color.
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